Cuando miro alrededor veo cosas que no me gustan. Supongo que eso nos pasa a todos.

Pero hay cosas que no me gustan que puedo cambiar y cosas que no.

La primera cosa que puedo cambiar es lo que no me gusta que está en mi.

Y lo primero que puedo hacer es dejar de negarlo y dejar de defenderlo.

Dejar de negar aquello que no me gusta en mi y dejar de defender aquello que hay en mi que creo que no es útil ni ayuda a nada.

Aceptar que por mucho que me esfuerce nunca saldrá todo exactamente como yo quería, pero que si no me esfuerzo seguro que el futuro se parecerá menos a lo que yo esperaba que fuera.

Aceptar que soy imperfecto, que soy humano, que a veces tengo miedo y a veces siento rabia.

Aceptar todo aquello que me hace humano, vulnerable y falible. Y partir de ahí con toda la humildad posible y con todo el coraje indispensable, ponerme en marcha.

 

Pero fuera de mi también hay cosas que no me gustan. Cosas que creo que no hacen bien y que no ayudan, y que aun estando fuera de mi creo que puedo contribuir a cambiar, a mejorar o a transformar.

Por supuesto que no es el camino mas fácil, pero si el mas amplio y el que tiene mas sentido. Porque no hay camino mas estrecho que aquel que recorremos por inercia, ni camino mas inútil que aquel que no tiene sentido ni dirección.

Pero tengo un problema, aunque se que hay cosas que no me gustan y que quizás sería mejor que funcionaran o fueran de otra manera, no tengo las mejores respuestas, ni las mejores ideas, ni las mejores propuestas, ni las soluciones perfectas para cambiarlas o mejorarlas de un plumazo … quizás los haya mas listos, mas sabios o mas letrados que tengan (o crean tener) esas respuestas. Yo no las tengo.

Pero a pesar de esa limitación yo apuesto y creo en la fuerza y la capacidad de los grupos de personas comprometidas que suman sus fuerzas, sus mentes y sus almas por un proyecto común.

Y en ese sumar si que creo hay y se puede producir gran parte de las respuestas y las alternativas que pueden sanar las personas, las empresas, las comunidades y nuestras sociedades.

Yo sólo tengo la visión, la intención, y mi capacidad personal. No es mucho, pero en esta vida todo es empezar. Empezar para que luego el mundo se transforme gracias a mi intención y mi acción, y gracias a tu intención y tu acción, a su intención y su acción, y la intención y la acción de todas las almas que todavía creen que un mañana mejor es posible, y que, si nos ponemos de acuerdo, podemos dibujar y construir un futuro mejor donde las personas puedan vivir de una forma mas justa y mas sostenible.

Y ese es mi sueño. Y como todo sueño se que surge de la imaginación, pero también se que puede saltar hacia lo posible.

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