La oportunidad surge cuando menos lo esperas, pero eso si, cuando te pilla trabajando, esforzándote y dando lo mejor.
Y de dar lo mejor se trata. Las mejores oportunidades surgen de aquello que somos realmente buenos haciendo. De meterle energía y tiempo a aquello que se nos da especialmente bien, y en lo que podemos ser excelentes. Además muy probablemente aquello que sabemos hacer mejor que la mayoría es algo que nos gusta hacer (también por eso se nos da bien).
A menudo en el colegio y en el ámbito profesional se espera que las personas desarrollen sus competencias en diferentes ámbitos, independientemente de si están o no dotados o tienen especial destreza o no en un área determinada lo que se busca es que mejoren en todas las áreas.
Un niño trae las notas, y en inglés ha sacado un 9, y en matemáticas un 4, y sobre lo que se le pregunta o cuestiona es sobre el 4 en matemáticas para que mejore esa área.
Un profesional de las ventas, en su evaluación semestral ha cumplido y mejorado sus objetivos, el informe refleja una excelente habilidad para el trato personal con el cliente, pero da unas puntuaciones bajas en lo que se refiere a la confección de informes, y lo que se enfoca es como capacitar a ese profesional en mejorar su habilidad en confeccionar informes.
Resultado: un ejercito de mediocres en casi todo, en lugar de un ejercito de excelentes en sus áreas.
Poner esfuerzo y dinero en formar y capacitar las personas en cosas que no se le dan bien es una perdida de tiempo, de dinero y de oportunidades.
Pregúntale al niño sobre el 9 en inglés, sobre como lo ha hecho, como lo ha conseguido, como se siente respecto a eso, porque le gusta el inglés, … Potenciando su ilusión sacará la energía suficiente para, mas adelante, abordar el tema de las matemáticas y ver como puede sacar un 5 para pasar la asignatura.
Lo mismo con el profesional. Pregúntale sobre el trato con los clientes, como va, porque cree que se le da bien, si le gustaría trabajar o aprender algo mas en esta área, reciba su opinión y impresiones sobre lo que sabe hacer muy bien. Esto le dará mucha información de cómo hacer de ese talento una excelencia y una puerta a la oportunidad de incluso mejores resultados. Estará poniéndole madera al horno del talento, viento en las alas de la excelencia. Es mas, quizás haya alguien en su equipo que se le de muy bien hacer informes y le encante hacer informes, y en cambio el trato con el cliente no le guste tanto, pues que trabajen en tándem, que colaboren.
Las personas que son excelentes en una área en particular tenderán a ser mas innovadoras, mas creativas, a sentirse mejor, a colaborar mas, a tener mas energía, precisamente si se las potencia en eso que se les da tan bien!
El talento único sale de ayudar a las personas a que hagan brillar todo su potencial natural, y no empujarles a que aprendan a hacer mejor y que hagan mejor “aquello que se espera que sepan hacer” pero que no se les da muy bien naturalmente.
Yo puedo enseñar a un perro a trepar a los arboles y a un gato a hacer de guardian de la casa, pero ni el perro trepará lo bien que lo puede hacer el gato, ni yo me sentiré tan seguro de que el gato vaya a hacer bien su trabajo.
No les preguntes a tus empleados y a tus hijos sobre lo que no saben hacer, o sobre lo que son mediocres, pregúntales sobre lo que saben hacer muy bien. Ahí, y sólo ahí estarás abriendo una puerta a la oportunidad de la excelencia y el desarrollo personal verdadero. Ahí es donde un árbol da sus mejores frutos.
No le pidas peras al olmo … ni cerezas al olivo.
Abre las puertas a la oportunidad de hacer de forma excelente aquello que ya se te da bien. Impulsa el talento y los resultados hablaran por si solos.
Eso si: Esfuerzo y método. Tiempo y dedicación. Nada se regala 🙂