APRENDER, EVOLUCIONAR Y DOMESTICAR AL MONO SAPIENS

¿Por qué los animales hacen lo que hacen? Respuesta: porque les conviene, porque de alguna forma contribuye a su supervivencia. ¿Por qué el ser humano hace lo que hace? La respuesta no es tan sencilla. De hecho hay ejemplos claros de personas que llevan a cabo comportamientos que no les benefician en absoluto. Es más, cuando a las personas las pones en grupo o las haces convivir, a menudo llevan a cabo comportamientos que no les resultan útiles, que les perjudican, a ellos mismos y al grupo al que pertenecen. Eso un animal jamás lo hará, jamás llevará a cabo comportamientos que jueguen en contra de su supervivencia, de la supervivencia de sus crías o la supervivencia del grupo. Los animales adaptan su comportamiento a las circunstancias para sobrevivir ellos mismos, sus crías o el grupo al que pertenecen. En cambio los humanos … bueno, los humanos a menudo se comportan como cretinos (des de un punto de vista adaptativo o de auto-preservacion). Por miedo, por envidias, por placer, por odio o por ego (por la necesidad de destacar o ser más); a menudo los seres humanos tenemos comportamientos realmente estúpidos.

Desde correr más de la cuenta con el coche, hasta beber o comer más de la cuenta, desde comportarse de forma agresiva con alguien que no lo merece, hasta dedicar tiempo y energía a vengarse de alguien o perjudicarle de alguna manera.

El ser humano, por desarrollado que sea tecnológicamente o instrumentalmente, a menudo tiene ataques de cretinismo. Y eso afecta desde la productividad de una empresa hasta la propia salud. Desde la cuenta de resultados hasta las relaciones de pareja.

¿Y hay solución o vacuna contra estos ataques de cretinismo?

Sí, aprender. Evolucionar como persona. Observar los propios errores y vicios de carácter, identificarlos y hacer lo posible para dejar de hacer aquello que no te beneficia y empezar a hacer aquello que sabes que es bueno para ti, para tu negocio, para tu familia o para tu equipo. ¡Y en eso los seres humanos somos buenos! Somos buenos aprendiendo … excepto cuando se trata de aprender de nuestros defectos y domesticar nuestras tendencias (o preferencias) de personalidad.

Cuando se trata de mirarnos a nosotros mismos e identificar aquello estúpido que estamos haciendo de forma repetida, de ver con claridad nuestros cretinismos … ahí ya no somos tan buenos.

Por dos razones:

a) la primera es porque como estamos tan acostumbrados a vivir con nuestros defectos y nuestras pequeñas estupideces, a menudo somos ciegos a estos defectos, no vemos esos comportamientos y manías. Son como nuestra “espinaca en los dientes”. Lo ven todos menos tu.

b) La segunda es porque reconocer y admitir un fallo, un defecto, una incapacidad o un cretinismo propio, duele. Es áspero y dificil reconocer lo malo que hay en mi. Como lo es, por ejemplo, pedir disculpas cuando te has equivocado. Es una patada al Ego, una patada a nuestro orgullo. Reconocer a tu pareja que últimamente has estado haciendo algo estúpido, y cambiar consciente y voluntariamente esa forma de comportarte, es dificil, es peinar un gato a contrapelo, es pellizcarle la nariz a un perro. Pues eso precisamente es aprender, es evolucionar.

Hay una frase que digo a menudo, que ya casi forma parte de mi forma de ver el mundo, que es: “El que nace gavilán no muere paloma.” Es decir, que somos como somos, tenemos la personalidad que tenemos y eso es algo que nos va a acompañar toda la vida. Y eso es cierto, eso es así, pero también es cierto que puedes domesticar tu personalidad, puedes limar un poquito las puntas … por tu bien, y por el bien de los que te rodean. A eso se le llama aprender y evolucionar como persona. Y hay personas que me dicen: “Pero es que yo soy como soy …”, y yo pienso: “Pues así te va … .” Por eso yo animo, o incluso advierto, que aprender, evolucionar, es una necesidad vital, necesaria y casi una obligación moral hacia los demás. Porque si no aprendemos, si no tomamos consciencia de nuestros errores (que quizás soy una persona un poco brusca o incluso agresiva, que quizás soy demasiado complaciente y cedo con demasiada facilidad, que puede que sea un poco desordenado y caótico, o que me desinflo y me rindo con demasiada facilidad … lo que sea) si no intento domesticar y hacer evolucionar esa parte de mi, me quedo limitado a mis defectos, e incluso puede ser que eso perjudique a los demás, o a mi futuro profesional.

Y no se trata de cambiarse radicalmente a uno mismo, o hacerlo de golpe, se trata de hacer pequeñas mejoras en nuestros hábitos y nuestros comportamientos. Se trata de dejar de reaccionar o de comportarse de aquellas maneras que sabemos que no son buenas para nosotros o para los demás. Se trata de, sin dejar de ser tu, poco a poco domesticar aquella parte de ti que sabes que necesita una remodelación.

Hay un libro que se llama Hábitos Atómicos que explica muy, pero que muy bien como el hábito hace al monje, pero no el hábito de vestimenta, sino el hábito como las acciones o comportamientos que llevamos a cabo de forma repetida y rutinada.

Cuando tú te comportas de forma intencionada y consciente de una determinada manera, cuando realizas cierto tipo de conductas o elecciones durante tu día a día (desde lo que comes y lo que no comes, desde la hora que te vas a dormir, o como abordas los conflictos, o como escuchas, o como pides las cosas, o el tiempo que dedicas a ti mismo o a tu familia, o como te ordenas el día …) esas decisiones y comportamientos repetidos, no cambian quien eres, pero si subsanan tus defectos de personalidad y tus vicios conductuales.

Y esa constancia consciente, y esa repetición, es la que va dando una forma distinta a tu forma de ser, de estar y de relacionarte con el mundo y los demás, y eso es aprender y eso es evolucionar. Ese aprendizaje, esas evoluciones personales, que se irán fraguando en tu cerebro hasta pasar a formar parte de tu mejorado repertorio personal; te serán especialmente útiles en los momentos en que estés estresado o bajo presión, porque es entonces cuando sale el alien, es entonces cuando, si no te has trabajado, sale lo peor de nosotros.

En cambio si te has trabajado, si has aprendido, si te has mejorado, es como si hubieras construido un volante o tuvieras unas riendas para frenar y dirigir tu comportamiento conscientemente. Así, cuando te enfrentes a una situación conflictiva o difícil, tensa, de enfrentamiento o disputa, podrás dominar al cretino que llevas dentro y atarlo corto. Porque ya sabes que a la que pueda o te despistes va a hacer alguna tontería o va a responder de forma inadecuada. Y eso (como dicen los cubanos) eso, mi he’mano, no es bueno pal negocio.

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