La vida es cambio. La vida es ganar y es perder.
Somos libres de escoger hacia donde vamos y que escogemos.
Somos responsables de esas elecciones, porque las elecciones que realizamos son lo que nos hacen ser lo que somos. Lo que escogemos nos construye y pasa a formar parte de nosotros. Eres lo que eliges.
Por tanto somos responsables de quienes somos, de cómo somos, de a donde vamos.
Todo se reduce a una simple elección. Elegir una y otra vez en una cadena que conforma nuestras vidas y nuestros destinos.
Por eso hay que estar atento. Atento a lo que pasa a tu alrededor para que, siempre que puedas escoger aquello que te haga crecer, que te haga ser mejor. Que traiga algo bueno a este mundo y a las personas que te rodean. Alegra a los que te rodean y deja marchar con amor a aquellos que ya no desean compartir su camino.
Aprende a dejar marchar. Acepta que puedes perder todo aquello que temes perder. Cabe la posibilidad. Al igual que cabe la posibilidad que lleguen a tu vida maravillas que no esperabas. Mantente abierto al cambio continuo pues cada cosa tiene su tiempo, y al igual que llegan y se quedan, las personas y loe momentos se van y desaparecen. Consérvalos en la memoria con el amor y la gratitud de haberlas conocido y haber sido.
La vida se mueve bastante rápido, y no se para. Si no te paras de vez en cuando para mirar lo que hay a tu alrededor y apreciarlo en todo lo que es, puede ser que te lo pierdas.
El pasado no es triste, el futuro no es una amenaza, el presente no es odioso, todo eso son excusas que te das para encontrar una razón para sentirte mal. Porque al final tu decides que pensar y que hacer para crear y recrear tus emociones. No cedas, no cedas, es muy fácil ceder y abandonarse a la pena, al rencor, a la rabia, al miedo, a la tristeza, el odio … es muy fácil, es hacia donde tendemos los seres humanos. Pero lo realmente humano es no ceder a la inercia. Lo que nos hace realmente humanos es darnos cuenta y decidir pensar y hacer de otra manera. Cambiar el ritmo y el sentido, y no dejar que las emociones negativas nos arrastren por el fango de la autocompasión y el abandono. Lo realmente humano es ejercer la libertad última de decidir como queremos vivir y sentir nuestras vidas. A pesar de todo y por todo.
Si tienes un sueño, protégelo. Si tienes algo que dar, ofrécelo. Y no dejes que te digan lo que se puede y lo que no se puede hacer. Esfuérzate en encontrar tu propia voz, tu vocación. Apela a la fuerza y la bondad de tu corazón para ser todo lo que quieras ser. No renuncies, no te rindas, no desesperes … la vida sigue ahí, esperando que le digas que quieres hacer ahora … quien quieres ser …
… ¿qué quieres hacer ahora? … ¿quién quieres ser? …
Tu eliges.