Traducción del artículo de Hilary Pearl, publicado en la HBR “Managing Your Emotions after Maternity Leave”

Cuando eres madre parece que todos quieren un trozo de ti – figuradamente, emocionalmente y literalmente. Añade a esto los cambios fisiológicos, la falta de sueño, y las fluctuaciones hormonales, lo revuelves y mezclas todo en un cocktail que das de beber a tu sistema nervioso, y es fácil entender porque volver al trabajo después de ser madre puede ser una de las experiencias mas estresantes y difíciles en la vida de una mujer.

Cuando Lisa, miembro de una firma de consultoría, volvió al trabajo después de su periodo de maternidad tuvo que enfrentar el cocktail emocional y la compleja política organizacional relacionada con la post-maternidad.

Ella había sido la “niña prodigio” de su organización, había trabajado codo con codo con su jefe en varios proyectos clave. En previsión del período de maternidad de Lisa su jefe había contratado a una persona para hacer su trabajo durante su ausencia. Pero cuando Lisa volvió al trabajo se encontró con que la persona que la había suplido en sus tareas había tomado el completo control del departamento, y había hecho muy buenas migas con el jefe. De hecho cuando Lisa volvió esta persona se comportó como si fuera su jefa en lugar de su igual. Lisa la miraba rabiosa mientras veía como “la nueva” invadía el trabajo de otras personas del departamento, se atribuya méritos inmerecidos y expandía sus responsabilidades y poder en el departamento.

Para colmo un compañero de trabajo, a pesar de ser mas joven que ella, estuvo retándola y burlándose de ella a raíz de todo el trabajo que presumía haber hecho en su ausencia y acerca de su posible falta de compromiso con el trabajo.

Normalmente Lisa hubiera permanecido imperturbable ante estos comportamientos y provocaciones, pero ahora se sorprendía dudando de sus propias reacciones. Se empezó a preguntar si estaba sobre-reaccionando o siendo hipersensible al sentirse acosada por todos lados, al sentirse tan agotada, y al pensar a veces que era un fracaso comparándose con su “yo” pre-bebe, o su “yo” descansado. A pesar de estar repleta de rabia nunca se encaró con su rival ni con el “moscardón”, ni tampoco le expuso la situación a su jefe — y cuando apareció una buena oferta de otra compañía la aprovechó y se fue. Lisa acabó arrepintiéndose de esta decisión: su jefe se quedo sorprendido y alucinado de su partida, y además algunos meses mas tarde su némesis fue despedida.

En mi trabajo como Coach Ejecutivo me he encontrado con que a menudo las mujeres de éxito profesional esconden sus dificultades con la re-entrada post-maternidad. Esto puede ser debido a que no quieren que los demás las vean como débiles; porque no sienten que tengan una persona de confianza en la que puedan confiar (puede que piense que su madre o amigos puede que la juzguen, y sus colegas puede ser que se aprovechen); o simplemente sea porque no quieren abrir la “Caja de Pandora” del dolor emocional y temen que si hablan de ello pierdan el control.

El resultado a menudo es que dudan de si mismas, la situación afecta su autoestima y viven en una “compartimentación” constante — una mujer me contó que durante meses había estado llorando cada día al ir al trabajo, y que al llegar se focalizaba estoicamente en el trabajo. En una crisis puntual “compartimentar” puede funcionar bien, incluso puede ser recomendable. Pero la maternidad no es una “crisis puntual”, no es una cosa de corto plazo, es un nuevo estatus de vida, y por eso necesitamos realizar un acercamiento mas efectivo y duradero a este tipo de crisis laboral post-maternidad para gestionarlas con éxito y con el mínimo de “daños colaterales” posibles.

Aquí van algunas buenas prácticas para gestionar el estrés laboral post-maternidad:

1. Infórmate bien de los patrones emocionales típicos del post-parto para que no te cojan por sorpresa, y no sientas que tus reacciones emocionales son algo anormal o inadecuado. intenta estar abierta a tus sentimientos y date permiso para sentirlos como algo natural y transitorio. Esto te permitirá dejar pasar tus emociones y sentimientos, y no quedarte “enganchada emocionalmente” con una determinada situación o persona.

2. Averigua y se consciente de lo que realmente quieres independientemente de lo que esté pasando en una situación concreta en el trabajo. Si decides trabajar a jornada completa hazlo porque es lo que realmente quieres, no porque creas que tienes que competir con algún compañero/a por el favor de tu jefe/a o por tareas y responsabilidades significativas.
De la misma manera si decides dejar el trabajo tiene que ser porque es lo que realmente quieres a largo plazo, no porque la situación presenta te parezca insostenible.

3. Procúrate el apoyo y el cariño que necesites, ya sea de tu pareja, amigos, familia o de un mentor, coach, terapeuta o consejero/a. Resulta de especial ayuda poder hablar con mujeres que hayan pasado por la misma situación, muchas estarán encantadas de compartir historias, lecciones aprendidas y de darte algunos buenos consejos basados en su propia experiencia. Muchas mujeres se sorprenden del soporte y validación que reciben cuando empiezan a abrirse a compartir las dificultades de la situación.
Procura por todos los medios mantener el contacto con los amigos y personas a las que les importas. Tu tiempo con ellos, aunque sea limitado, puede ser altamente saludable y restaurador.

4. Encuentra pequeños espacios para contribuir a tu “estámina” profesional dedicando un mínimo de tiempo al ejercicio aeróbico, a la meditación, a comer adecuadamente, a dormir todo lo que puedas y a exponerte a los rayos solares. Toma pequeños mini-breaks para recuperar tu energía de forma consciente. Pide ayuda si es posible para poder permitirte estos momentos de recuperación, y no te sientas culpable por ello, tu lo agradecerás y tu bebe también.

5. Prepárate por adelantado para tener conversaciones difíciles, ya sea con tu jefe o con los posibles rivales-moscardones que te puedan surgir. Mantén la compostura y el profesionalismo, y procura siempre utilizar lenguaje en positivo que apunte a la búsqueda de soluciones. Evita entrar en la crítica, el reclamo a toda costa o la acusación; son pésimas apuestas en las conversaciones difíciles. Siempre es una buena práctica utilizar lenguaje y tono amables que se enfoquen en soluciones, pero todavía lo es mas cuando se trata de manejar una situación donde quizás hay alguna persona que esta intentando socavarte. En este sentido si pierdes la compostura o el respeto estarás perdiendo la batalla.

Recuperando tu energía y tu centro a través de estos buenos hábitos emocionales es muy probable que disminuyas las posibilidades de ceder al estrés y al drenado energético que supone volver al trabajo después de ser mamá.
No intentes esprintar en esta marathon, y tampoco te preocupes demasiado si algunas veces pierdes un poco la compostura, tómatelo con humor y permítete “bajar las revoluciones”.
Toda madre tiene que afrontar el reto de equilibrar su vida laboral y su vida familiar, y ya se que es mas fácil de decir que de hacer, pero si a veces parece que nadie está dispuesto a darte un respiro por lo menos dátelo tu.

HILARY PEARL
Hilary Pearl, a Harvard Business School graduate and former Pepsi executive, is an executive coach and a principal at Dattner Consulting, LLC in New York City.

Publicado en la HBR “Managing Your Emotions after Maternity Leave”

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