1. Procura orientarte en lo positivo, en los pequeños logros y en la oportunidad.

Hay algo que es obvio: el mundo no es de color rosa, vale … pero tampoco es un lugar negro y hostil. Pero teniendo en cuenta que nuestro cerebro tiene un sesgo cognitivo y perceptivo hacia lo negativo («negative bias») se trata de buscar la utilidad de lo que piensas. Los pensamientos y las emociones son útiles cuando nos permiten resolver lo que nos preocupa e inútiles cuando no podemos hacer nada por aliviarnos el «tormento». Confía y enfócate en la oportunidad que tienes delante de aprender o de cambiar algo, aunque sea pequeño. El exceso de control genera ansiedad, porque no lo puedes controlar todo, ni de coña. Asi que, cuando te empieces a preocupar por algo en exceso re-dirige de forma intencionada tu atención hacia otra cosa u otro pensamiento. Dejar de prestar atención a lo inútil no es irresponsable, es inteligente. Lo que sí es irresponsable es tener una reunión de trabajo y que su mente dé vueltas a un problema que no puedes resolver por más que quieras y que ese estado te impida concentrarte en lo único que puedes atender realmente: lo que está pasando ahora mismo.

Recuerda, el mundo es tal como nos lo contamos, escoge la historia que te cuentas.

02. Escribe.

No se trata de desconfiar de la memoria, pero para facilitarle el cambio de pensamiento necesita coger el hábito de escribir aquello que desea pensar. Escribir es una conducta organizada que disminuye la velocidad del pensamiento a la velocidad de la mano. Esto facilita el aprendizaje y la toma de consciencia. A veces digo que la mano es mas inteligente que el cerebro (sobretodo cuando se trata de tomar decisiones o ver algo claro) como metáfora del hecho de que cuando escribimos sobre lo que nos preocupa, o escribimos ideas, o escribimos un correo-e; esto facilita el pensamiento organizado y productivo. A base de escribir y plasmar tus pensamientos en el papel o en la pantalla puedes llegar a darte cuenta de cuales son las trampas mentales en las que a menudo te metes. 

03. Deja de rumiar y focalízate en la tarea.

Dar muchas vueltas a tus preocupaciones es el problema, no la solución. Rumiar buscando argumentos que te dejen tranquilo, esperando encontrar esa idea brillante con la que calmar tu miedo del futuro es una respuesta absurda de nuestra mente. Ni nuestro cerebro ni nuestra consciencia no se apaciguan por muchas vueltas que le demos a ideas no controlables o a posibilidades futuras. En lugar de tanta vuelta, piensa en lo que estás haciendo. Lleva tu energía mental al momento presente y para, detén, el mecanismo de la preocupación activando de forma voluntaria y intencionada el mecanismo de la atención. Como mas seas dueño de tu atención menos sufrirás del tormento de la rumiación (es decir, menos te comerás la cabeza inútilmente).

Ya lo dice el bueno de Goleman: El mecanismo de la atención detiene el mecanismo de la rumiación. No puedes estar atento a lo que estás haciendo y estar pensando en otra cosa. Así de sencillo y así de difícil … también se le llama mindfulness.

entrena tu cerebro

04. No lo racionalices todo,

porque no todo tiene un razonamiento lógico o causas lógicas. La vida es matemáticas, ciencia, pero también intuición y sensaciones. Aprende a vivir con un grado de incertidumbre y a tomar decisiones con un poquito de riesgo. Considerar el error como parte del juego es mas que saludable, es productivo!. Genera mucha tranquilidad la idea de que puedes equivocarte y que, en el caso de fallar, buscarás soluciones para volver a intentarlo. No pasa nada si te equivocas, no será tan terrible, y seguro que puedes volver a intentarlo. Generarse presión con hacerlo bien a la primera incrementará tu nivel de miedo y ansiedad, y con ello, los errores (incluso puede bloquearte). Confía en que saldrá bien, y que si no sale bien vendrá otra cosa, vendrá otro intento, otra oportunidad … y no-pasa-nada.

Una vez un querido amigo y colega de profesión me preguntó:

– ¿Que forma de ver la vida crees que es la mas saludable psicológicamente?

Y yo le contesté:

– Cómo una experiencia, como algo a experimentar.

En lo único que puedes fallar, lleves la vida que lleves, es en no experimentarla con humor y con amor.

05. Acepta lo que no depende de ti.

Los discursos internos relacionados con lo injusta que es la vida y con lo que no te mereces pero “te ha tocado” solo te llevan a sentirte desgraciado. Creo que hay pocas situaciones (las hay, eh?) que realmente sean absoluta y llanamente desesperadas. Todos hemos vivido alguna vez el lado injusto de la vida y hemos creído que todo se desmoronaba y que todo era una m…. . La existencia humana tiene momentos duros y tiene momentos maravillosos, y los dos forman parte de la realidad que has vivido y que vivirás. Pero el victimismo, el pesimismo y la baja autoestima pueden provocar que atiendas, hables y pienses más en lo que no funciona y en lo que va mal que en lo que va bien. Cambiar tu visión y tu discurso depende de ti y está en tu Circulo de Influencia. No metas el dedo en la llaga, sobre todo con “carpetas” y cosas del pasado, déjalo correr ya!. Acepta, acéptalo de una puñetera vez y sigue adelante. Aceptar no es resignarse, es pasar la página para ocuparse de lo que viene después. Aceptar es soltar una carga que no sirve para nada para poder coger otra cosa que vale mas la pena y que está en el momento presente.

Espero que os haya gustado.

La semana que viene la segunda entrega, no hay que sobrecargar el procesador 😉

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